Que las lágrimas se escurran y se pierdan con el agua sucia de afuera. Que con tu sueño se detenga el mundo y los perros dejen de ladrar. Que el sonido de las olas me lleven a las ceibas del sur. Que las ceibas del sur me lleven a la espuma de las olas...espuma de mar. Que no me quede dormida mientras sueñas. No despiertes mientras te observo: inmóvil, soñando, descansando del mundo y el ruido. La lluvia no te moja el viento no te toca Sigue detenido el mundo con tu sueño Sigo observándote (melancolía) No despiertes. Deja que el sonido de las olas me lleven Te lleven ... Pero no despiertes Deja que las lágrimas se escurran y se pierdan con el agua sucia de afuera.
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No hay que hecharse en cara lo que no se hace No hay que pagar cuando no se tiene con qué No dejes que tus lágrimas se escurran y se pierdan con el agua sucia de afuera...eso ya pasó No vuelvas a leer esta carta para saber que escribirme de regreso No hay regreso El viento cierra las puertas para que no entre la desesperación Los humores se evaporan y la chimenea se niega a dar calor Los extranjeros beben del vaso de otros Espera a que el primer listón de sol entre por la grieta de las ventanas Hay que intuir más allá de lo normal.
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La nebulosa corriente de ceniza atraviesa el páramo envenenado y ardiente de tu cerebro Nada soporta más peso que las moléculas del agua Como un insecto impermeable evolucionaste Ramales de rayos te agotan.
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Conversar así...¿No te pone mal? Te miro de afuera, me salgo de mi. Y mientras te veo hablar de más, empiezo a olvidarte, empiezo a pensar. Abrí los ojos, tomé conciencia y logré verte. Ahora soy libre. Doy un paso y al siguiente vuelo. En medida que resuelvo mis reflexiones existo.
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Para L.P.
18 DE ENERO
Una mirada rápida:
un olor,
una forma,
un aroma
y ahí estás
y ahí estoy
entregándome a ti sin que lo sepas.
Espero a ratos,
poder encararme con la realidad y ser parte de ella.
Pero entonces caigo y vuelvo a soñar.
Sólo un viso es lo que soy.
Sólo un reflejo que no muestra su verdadero color.
He abierto los ojos.
Ahora soy feliz.
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Una mirada rápida:
un olor,
una forma,
un aroma
y ahí estás
y ahí estoy
entregándome a ti sin que lo sepas.
Espero a ratos,
poder encararme con la realidad y ser parte de ella.
Pero entonces caigo y vuelvo a soñar.
Sólo un viso es lo que soy.
Sólo un reflejo que no muestra su verdadero color.
He abierto los ojos.
Ahora soy feliz.
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Para Marco León
BOX
Y ahora que las tocaste
Has convertido las olas en nubes.
El horizonte no existe,
El mar te hace eterno.
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Es acaso, aquello que veo, un trazo indeleble que se aproxima a mi vida futura: un instante más allá de esta última palabra que escribo. ¿Quién me lee me escribe? ¿Veo a quien me leerá mientras escribo? ¿Quién inventa estas palabras? ¿Qué me hará cruzar por ese pasillo hacia el futuro?, hacia mis palabras inventadas y leídas. El tren ya salió, se alejó con su luz y no pudiste evitar que la bestia se acercara. -Esta bien, me quedaré. -No te conformes. -No me conformo, acepto. -Acepta salir. -Aceptaré salir cuando salga, dentro no. Aún el espejo refleja en la oscuridad. Llego. Entro. Me muevo con el (me persigue): los tubos de luz flotan, se acercan y se alejan. Veo los tubos por el vidrio, me muevo un poco y me veo, veo a los demás sin que me vean. Luz. Alto. Se vuelve a mover. Me vuelvo a ver, peo estoy al revés. Pasillo. Largo y frío. Pasillo. Muéveme al futuro......créame. Odio hablar o actuar obviamente. Me cansa contestar “bien” cuando preguntan “¿Cómo estás?” para no incomodar. De lo contrario si contesto “contemplando”, “de la chingada” o “sigo estando” abren los ojos, contienen la respiración y no saben qué decir después. Odio no poder ver las estrellas ni bailar con ellas por tanta luz citadina. Me gustaría (poder) volver a creer en el amor a primera vista. Me niego a seguir tomando el café con azúcar (aunque el médico lo señale)...lo quiero tomar negro, cargado, en poca cantidad y sin azúcar. Me choca que las cosas no se muevan. Me caga la distancia cuando no la quiero. Extraño en ausencias (cursi pero cierto). Amo, sin embargo no me entero. Me desesperan las etapas, los ciclos, las estadísticas. Abomino la hipocresía, la simulación, las suposiciones, la arrogancia y el arrojo sin convicción. Me gusta no saber qué hora es, ser analítica y hacer ver. Poder ver pescado detrás de mi reflejo con la luz de una vela. Quiero ser una viuda feliz, una viuda freak. Pero sigo siendo de carne y huesos. Mi casa seguirá siendo la estrella negra que sólo brilla para mí: estrella negra con miles de pasillos intangibles, pero que llegan a distintos puntos. Me niego a ser Asterión.
Y ahora que las tocaste
Has convertido las olas en nubes.
El horizonte no existe,
El mar te hace eterno.
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Es acaso, aquello que veo, un trazo indeleble que se aproxima a mi vida futura: un instante más allá de esta última palabra que escribo. ¿Quién me lee me escribe? ¿Veo a quien me leerá mientras escribo? ¿Quién inventa estas palabras? ¿Qué me hará cruzar por ese pasillo hacia el futuro?, hacia mis palabras inventadas y leídas. El tren ya salió, se alejó con su luz y no pudiste evitar que la bestia se acercara. -Esta bien, me quedaré. -No te conformes. -No me conformo, acepto. -Acepta salir. -Aceptaré salir cuando salga, dentro no. Aún el espejo refleja en la oscuridad. Llego. Entro. Me muevo con el (me persigue): los tubos de luz flotan, se acercan y se alejan. Veo los tubos por el vidrio, me muevo un poco y me veo, veo a los demás sin que me vean. Luz. Alto. Se vuelve a mover. Me vuelvo a ver, peo estoy al revés. Pasillo. Largo y frío. Pasillo. Muéveme al futuro......créame. Odio hablar o actuar obviamente. Me cansa contestar “bien” cuando preguntan “¿Cómo estás?” para no incomodar. De lo contrario si contesto “contemplando”, “de la chingada” o “sigo estando” abren los ojos, contienen la respiración y no saben qué decir después. Odio no poder ver las estrellas ni bailar con ellas por tanta luz citadina. Me gustaría (poder) volver a creer en el amor a primera vista. Me niego a seguir tomando el café con azúcar (aunque el médico lo señale)...lo quiero tomar negro, cargado, en poca cantidad y sin azúcar. Me choca que las cosas no se muevan. Me caga la distancia cuando no la quiero. Extraño en ausencias (cursi pero cierto). Amo, sin embargo no me entero. Me desesperan las etapas, los ciclos, las estadísticas. Abomino la hipocresía, la simulación, las suposiciones, la arrogancia y el arrojo sin convicción. Me gusta no saber qué hora es, ser analítica y hacer ver. Poder ver pescado detrás de mi reflejo con la luz de una vela. Quiero ser una viuda feliz, una viuda freak. Pero sigo siendo de carne y huesos. Mi casa seguirá siendo la estrella negra que sólo brilla para mí: estrella negra con miles de pasillos intangibles, pero que llegan a distintos puntos. Me niego a ser Asterión.